lunes, 13 de abril de 2020

¿Qué son las constelaciones y sus límites?

Texto y recopilación de datos: Claudia C. Perez Ferrer
Algunas veces nos consultan sobre las constelaciones, origen, límites y demás, por lo que intentaremos explicarlo claro y conciso. 
*Ver detalles al pié

Las constelaciones surgieron en la antigüedad (miles de años), como un modo de volcar los temores y creencias en el cielo, además de… matar el aburrimiento. 

Hace 5 o 6 mil años, obviamente, no existían la radio, televisión, celulares, computadoras, diarios, libros ni revistas, entre otras muchas cosas. Además, tenían la maravillosa oportunidad de ver los cielos tan limpios y oscuros como hoy es difícil de encontrar.

Veían todas las estrellas que la vista les permitía captar.

Lo más probable es que los primeros dibujos que imaginaron -tal como lo hacen los niños por ejemplo encontrando formas en las nubes- fueran utilizados como guías para trasladarse y/o saber cuál era la época de siembra, recolección –de lo que fuese-; lluvias; sequía o para la caza de esto o aquello.

Pero, cabe aclarar, que las estrellas que forman esos dibujos, hoy llamadas constelaciones, en realidad, no están unidas por nada más que la imaginación, no están a la misma distancia de nosotros y menos, como pegadas en un vidrio.

Si tuviésemos la capacidad de viajar tan lejos como sea posible en el espacio y ver alguna de estas constelaciones “desde su costado”, el dibujo… simplemente desaparecería, porque entonces, veríamos a sus estrellas distribuidas por distancias a la Tierra y no como las vemos desde aquí. Tal vez podríamos imaginar cosas muy diferentes.
Al-Sufí (Pérsia, 903 - 986), Tauro
Además, con las mismas estrellas o zonas del cielo, las diversas culturas imaginaron cosas diferentes. Por ejemplo, lo que nosotros llamamos Escorpio, viendo allí a un enorme escorpión, para los habitantes de Polinesia, representa un gigantesco anzuelo que fue el que “pescó” del mar la isla que habitan. 

Este solo uno de los miles de ejemplos.

¿Qué pasó con estos simples dibujos?
Con el avance de las civilizaciones, el pensamiento se fue haciendo cada vez más complejo y junto a ello, las constelaciones fueron cada vez más elaboradas –en el sentido de “verle” cada vez más detalles- a lo que se le sumó, el comenzar a agregarles historias (hoy llamadas leyendas) y se le adjudicaron poderes, porque algunas subieron en el escalafón, hasta convertirse en “dioses”.

Tengamos presente, que en los albores de la humanidad, todo aquello inexplicable, que causaba temor o sorprendente, se adjudicaba a los dioses. Rayos; tormentas; vientos; eclipses; movimientos de la Luna; sequías; inundaciones; etc.
Andrómeda por Bayer (1572 - 1625)
Ni lerdos ni perezosos, algunos allegados a los dueños del poder, habrán dicho que ellos podían “leer” el mensaje de los dioses, viendo las constelaciones y esas “estrellas errantes” (los 5 planetas observables a simple vista) devenidos en dioses supremos por tener la capacidad de desplazarse en el cielo sobre el fondo de estrellas.
Así comenzó la astrología.

Pero la inquietud del ser humano, por saber y conocer cada día más, llevó a parte de la gente más culta de las antiguas ciudades a observar, estudiar, tratar de explicar, cosas como los eclipses, los cambios de estación, los movimientos de los planetas o el cambio de constelaciones visibles según la época del año.

Persas; chinos; árabes, griegos y romanos, etc. todos por igual buscaban desentrañar los misterios.
Así comenzó la astronomía.

Grabado por Durero (Alemania, 1471 - 1528) de las constelaciones de Ptolomeo
Las civilizaciones continuaron avanzando, la astronomía junto con ella, se hizo cada vez más formal y profunda, unida a las nacientes matemáticas y física, encontrando algunas respuestas y poder predecir matemáticamente, eclipses o movimientos de Venus, por ejemplo.
La astrología, básicamente, continuó repitiendo las mismas cosas.

Un salto en el tiempo
A finales del 1400, se descubrió América y a partir de ese momento, navegantes de varios países se dirigían al “nuevo mundo”, descubrían tierras, pero también… estrellas.
Todas las que no se ven desde el hemisferio norte.

Recordemos que desde nuestras latitudes, nunca podremos ver a la Osa Mayor, la Osa Menor o la mismísima Polaris, así como desde ciertas latitudes norte, nunca verán a la Cruz del Sur, por ejemplo.

Así que aplicando la misma imaginación de los antiguos, pero a la vez un poco más pragmáticos, imaginaron nuevas constelaciones como “la bomba neumática”; “el caballete del pintor”; “el sextante”, etc.

Ya no eran dioses y semidioses. Las nuevas constelaciones eran los objetos cotidianos o cosas que los rodeaban.


DORLING KINDERSLEY RF/THINKSTOCK
¿Qué ocurrió entonces? 
Cada quién veía (se imaginaba) en el cielo una figura y le ponía nombre y a su vez, los astrónomos fueron cada vez más profesionales.

Le dedicaban mucho tiempo a observar, buscando –y encontrando- explicaciones a los movimientos del cielo, cuerpos que se observaban y a partir de 1610 lo que veían por sus nuevos telescopios, pero demás… también imaginaban constelaciones, por lo cual, todo llegó a ser un caos, ya que un mismo grupo, o parte de él, de estrellas era conocido con diversos nombres y de ese modo, era muy difícil comunicar novedades o descubrimientos astronómicos a los colegas. 


 La Hire, 1725

Otro salto en el tiempo
A principios del 1900, para ser más exactos, en 1919, se unieron en Francia varias asociaciones de astronomía para dar inicio a la Unión Astronómica Internacional, entidad que actualmente reúne a miles de astrónomos profesionales de todo el mundo y rige las nomenclaturas, nombres, medidas en el espacio y demás, para universalizarlas.


En aquel momento se dieron cuenta de que una de las primeras medidas a tomar, sería poner “orden en el cielo”, fijando nombre, ubicación, estrellas integrantes y límites de las constelaciones para formar un mapa del cielo.

Así fue como se decidió crear una comisión encargada de ello.

Finalmente, fue nombrado el astrónomo belga Eugène Joseph Delporte, como encargado de fijar los límites de las constelaciones, basado en las coordenadas de ascensión recta y declinación de la época, que es el equivalente a latitud y longitud en los mapas terrestres. Por ello no hay líneas diagonales que corten las constelaciones. 


Cabe destacar que Eugène Joseph Delporte, realizó un gran aporte en el descubrimiento de asteroides ya que descubrió 66, entre ellos a Apolo y Amor, los que hoy dan nombres a sendos grupos de asteroides, según órbita y distancia al sol.

De este modo, el cielo quedó dividido en 88 constelaciones, conservando la mayor parte de los nombres de la antigua mitología, casi todos los publicados por Claudio Ptolomeo en su Almagesto (siglo II de nuestra era) más los modernos de acuerdo a la ubicación o época de creación. 

Esto fue aprobado en 1928, en el transcurso de la 3ª Asamblea General de la UAI y publicado en 1930.


Algunos otros datos
Las constelaciones no cubren la misma área de cielo, por ejemplo, dentro de las más pequeñas está la Cruz del Sur, con 68° cuadrados y la mayor es Hidra, la serpiente marina, la que cubre 1.300° cuadrados.

Pero ¿Qué son las constelaciones zodiacales?
Reciben esta denominación las constelaciones ubicadas sobre la eclíptica, es decir, por el camino aparente del sol sobre el fondo de estrellas, ya que sabemos que en realidad, es la Tierra la que se mueve alrededor del sol, pero en este movimiento y por perspectiva terrestre, el sol va quedando frente a diferentes constelaciones a lo largo del año.

Generado por Achernar mediante el programa SkyMap
(Habría que explicar aquí detalles como la precesión, la nutación, primer punto de Aries, etc., pero para simplificar y facilitar recordar conceptos, no lo haremos en este momento.)

Para la astronomía, actualmente son 13 las constelaciones zodiacales, ya que además de las 12 popularmente conocidas, el sol cruza frente a Ofiuco, el serpentario, ubicada entre Escorpio, un escorpión gigante, y Sagitario, el Centauro armado con arco y flecha.

Permanencia del sol en cada una
Dado la diferencia de extensión de las constelaciones, al sol no le demanda el mismo tiempo cruzar cada una de ellas.

Algunos ejemplos groseramente son:
Cáncer, 20 días, mientras que Virgo, son 45 días; Escorpio tan sólo 8 días, pero Tauro 37 días y para cruzar el famoso Ofiuco, 20 días.

A continuación, la lista de las 88 constelaciones utilizadas actualmente en astronomía que cubren el cielo observable desde ambos hemisferios. (Por orden alfabético)

Andromeda
Antlia
Apus
Aquarius
Aquila
Ara
Aries
Auriga
Bootes
Caelum
Camelopardalis
Cáncer
Canes Venatici
Canis Maior
Canis Minor
Capricornus
Carina
Cassiopeia
Centaurus
Cepheus
Cetus
Chamaeleon
Circinus
Columba
Coma Berenices
Corona Australis
Corona Borealis
Corvus
Crater
Crux
Cygnus
Delphinus
Dorado
Draco
Equuleus
Eridanus
Fornax
Gemini
Grus
Hércules
Horologium
Hydra
Hydrus
Indus
Lacerta
Leo
Leo Minor
Lepus
Lupus
Lynx
Lyra
Mensa
Microscopium
Monoceros
Musca
Norma
Octans
Ophiuchus
Orion
Pavo
Pegasus
Perseus
Phoenix
Pictor
Pisces
Piscis Austrinus
Puppis
Pyxis
Reticulum
Sagitta
Sagittarius
Scorpius
Sculptor
Scutum
Serpens
Sextans
Taurus
Telescopium
Triangulum
Triangulum Australe
Tucana
Ursa Maior
Ursa Minor
Vela
Virgo
Volans
Vulpecula

*Mapa color: Constelaciones del hemisferio sur.
Trabajo de Andreas Cellarius Harmonia Macrocosmica de 1661. Dado que la esfera celeste se ve desde "afuera", las imágenes se ven invertidas para un observador terrestre.